A 9 años del lanzamiento de “Decide Madrid” la plataforma para la Participación Ciudadana

INFORME ESPECIAL

Dicen que junto al río Manzanares, hace 25 000 años, se hallaba el asentamiento humano más numeroso del Paleolítico en Europa. Celtíberos, romanos y visigodos se instalaron después junto a las colinas del Palacio Real, las Vistillas y San Francisco el Grande donde a finales del siglo IX  el emir Muhammed I mandó construir una alcazaba. Hay también un Madrid medieval, un Madrid de los Austrias y un Madrid de los Borbones. El siglo XIX y el siglo XX moldearon el perfil urbano de hoy, el de una ciudad cosmopolita, hospitalaria y amable.

La capital de España es familiar para los argentinos. Aún para quienes llegan por primera vez, se siente esa simetría que nos une. Las construcciones, las calles, el estilo. La conclusión de muchos es que uno podría venir a vivir a Madrid de la noche a la mañana y el impacto del desarraigo sería mucho menor que en cualquier otra ciudad.

También es Madrid una ciudad con políticas públicas innovadoras en materia de participación ciudadana y democracia participativa. Desde 2015 la ciudad tiene una plataforma virtual que invita a los ciudadanos a construir propuestas. Su nombre oficial es Decide Madrid, una herramienta digital creada por el equipo de Manuela Carmena para que los ciudadanos de la capital lanzaran propuestas, debatieran sobre la ciudad y “hablaran” con el Consistorio. El portal ―con sus más y sus menos― caló en la población. Decide Madrid  es un portal para que los ciudadanos Madrileños hagan propuestas al Ayuntamiento. Las que obtengan el respaldo del 2% del padrón municipal (53.726 personas) se someterán a consulta pública; si son refrendadas, serán de obligado cumplimiento para el Ayuntamiento.

Las interacciones en la web se contaban en miles y la ONU concedió a la iniciativa el premio a mejor servicio público en 2018. Pero desde el cambio de gobierno con José Luis Martínez-Almeida al año siguiente, la página ha ido muriendo.

Los datos de visitas tocaron su mínimo histórico a principios de año y junio ha sido el mes con menos propuestas registradas y votos emitidos en toda la historia de la plataforma. Los madrileños ya no proponen y tampoco votan las ideas de otros, según reflejan los datos extraídos del portal municipal. “Desde 2019 la caída de usuarios ha sido dramática y la razón es muy sencilla, no hay procesos de participación y los pocos que se han abierto son poco o nada relevantes para la ciudadanía”, critica Eduardo Rubiño, portavoz adjunto de Más Madrid en el Ayuntamiento, y recuerda que la plataforma fue “referencia mundial en materia de participación ciudadana”.

Gráfico de visitas por año. FUENTE: Diario EL País de España

En 2018, la ONU seleccionó Decide Madrid de entre 111 proyectos de todo el mundo como ejemplo de diálogo entre instituciones y ciudadanos. El software del portal, llamado Consul, se extendió a ciudades de otros 16 países, como París, Turín (Italia) o Buenos Aires (Argentina). “El trabajo de Almeida durante el anterior mandato fue eliminar todos los avances conseguidos y con la participación fue fulminante”, considera Rubiño. Y añade: “Ya nadie habla de nosotros”.

Enrique Villalobos, presidente de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (Fravm), coincide. “Puedes tener un magnífico ordenador en el cajón y eso no hace que la máquina sea mala, sino que no se le da uso. Si la participación fuera una escalera, ahora estaríamos en el peldaño más bajo”, lamenta. En su día, la federación fue crítica con algunos aspectos de la plataforma. Por ejemplo, la veían excesivamente centrada en la participación individual y no tanto en la colectiva o, al ser en línea, podía llegar a excluir a gran parte de la población.

Aun así, Villalobos reconoce que “hubo una promoción clara por parte del gobierno de Carmena de decirle a la gente que su opinión contaba, que la democracia no consistía solo en votar cada cuatro años y que entre medias la los ciudadanos podían opinar y participar”. Ahora, opina, el Ayuntamiento ha dejado de incentivar el diálogo con el ciudadano y no existe un estímulo “real” para la participación. “Se pierde una herramienta que tuvo gran utilidad dialógica, donde se incentivaba mucho el debate, aunque fuera muy difícil alcanzar el porcentaje de votos necesario para hacer las cosas”, recuerda.

Publicado por siempre más información.

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